En alguna ocasión hemos hablado de otras estafas, pero quizás ésta es más fruto de la desesperación y la indignación, que de la avaricia y el ánimo de lucro. Wilhelm Voigt era un zapatero alemán, que en 1906 y con 57 años, acababa de ser despedido. Angustiado por el futuro que se le avecinaba y viendo como el gobierno alemán de entonces, no permitía que alguien sin trabajo pudiera residir en Alemania, decidió perpetrar un plan.

Una mañana, se disfrazó de capitán del ejército prusiano y se puso al mando de un pelotón de soldados que se encontró en el pueblo de Köpenick, cerca de Berlín. Les ordenó que lo acompañaran al ayuntamiento del pueblo. Cuando llegaron allí, subieron al despacho del alcalde, y tras acusarle de malversación, se llevó 4000 marcos de la tesorería y desapareció.

Tiempo después fue detenido. Tras ser condenado a 4 años de prisión, su historia conmovió tanto a la opinión pública, que gracias a la presión popular, después de 2 años en la cárcel, Voigt quedó en libertad. El impostor de Köpenick narró por varios teatros su historia. Incluso llegó a hacer una gira por Francia, Estados Unidos y Canadá.

En la actualidad, su historia es estudiada en las escuelas alemanas, como símbolo de lucha frente al poder establecido.