
Cuando se produce alguna innovación suele suceder siempre lo mismo, unos se afanan en la novedad y otros creen que su mundo con ello se destruye. Algo así ocurrió con la aparición de las redes WiFi y en general con los nuevos dispositivos y el establecimiento de redes cuya procedencia eléctrica como fuente energética no ha dejado de crear controversia. Antes de las redes inalámbricas fue el microondas y ahora será el 5G y mañana la siguiente novedad. Son muchos los que piensan que hay síntomas demostrables y a todos nos ha pasado intentar tomar hábitos “saludables” con móviles, etc. porque podían producir cáncer debido a razones no contrastadas.
Las ondas que utilizan los móviles y WiFi son electromagnéticas no ionizantes, es decir son de baja energía y por lo tanto no son capaces de ionizar la materia con la que interactúan, sin embargo, las ionizantes (como los Rayos X) sí tienen interacción sobre la materia de ahí que nos recomienden no someternos a mucha exposición en períodos cortos de tiempo. Por tanto las ondas de los móviles y WiFi son no ionizantes que lo que hacen es calentar, como, por ejemplo, un microondas, pero en el caso del móvil es aún más débil y no se ha podido probar ningún otro efecto en nuestros tejidos.
Se han realizado distintos estudios al respecto y podemos destacar algunos como el Interphone llevado a cabo por trece países sobre el uso de teléfonos móviles y el riesgo de tumores en cabeza y cuello que no demostró aumentos significativos de esta clase de cánceres por el uso de móviles. Mismo resultado obtuvo un estudio danés sobre casi medio millón de suscriptores, esto es, una no asociación entre el uso y la aparición de gliomas, neuromas y otros. Hay otros muchos recogidos en Cancer.gov que inciden en la no evidencia de que el teléfono móvil y el cáncer estén relacionados, ni en su uso prematuro, ni las horas que se utiliza.
La OMS ha concluido en varias ocasiones que “los síntomas son ciertamente reales y pueden variar ampliamente en su gravedad”, pero que “no hay base científica para relacionar sus síntomas con la exposición a campos electromagnéticos”. Estudios realizados y recogidos por la OMS sugieren que la causa de los síntomas puede provenir de factores ambientales no relacionados directamente con los campos electromagnéticos (el parpadeo de las luces fluorescentes o monitores o la mala calidad del aire en interiores) o incluso del estrés provocado por la propia preocupación acerca de los efectos sobre la salud del campo electromagnético. Entidades dependientes de la OMS y otras con un carácter independiente han realizado estudios de la misma índole y los resultados no arrojan novedades, en algunos casos sí parece que hay alteraciones cerebrales pero no significativos e incluso en otros no hay nada destacable.
De manera que aún no hay nada concluyente al respecto y por lo tanto no se puede decir que las redes, móviles y otros dispositivos sean causa de cáncer pero siempre podremos actuar con cierta cautela. Distinta es la cuestión de para qué sirven estas redes y si están relacionadas con teorías de la conspiración, eso es asunto para otro momento.
¿Qué medidas has tomado o tomas para evitar el contacto y la exposición a las ondas? ¿Crees que sí provocan daños en el ser humano?