Correr la distancia de un maratón, esto es, 42 km y 195 metros, es un reto deportivo que por su dureza, no está al alcance de muchas personas, y mucho menos correrlo en un tiempo de 2 horas y 31 minutos, récord del año 1980. Esta hazaña fue realizada en el Maratón de Boston, por la atleta cubana Rosie Ruiz, o eso se creyó en su día, pues hizo trampa.
Cuando Ruiz cruzó la meta para ganar el maratón, comenzaron las sospechas: nadie la había visto entre los grupos de cabeza, solo cuando llegó a meta; no estaba fatigada y no sudaba, y cuando se le preguntó por la ruta que había seguido, no era capaz de describirla. Hasta ese día, la corredora cubana era una completa desconocida en el panorama atlético internacional, por lo que este supuesto triunfo era una gran sorpresa para todos.
Rosie, que siempre defendió su inocencia, fue desposeída de su medalla, puesto que, además de todas las cosas que no encajaban, mucha gente aseguró haberla visto cogiendo un metro para llegar a la meta; también se determinó que había hecho trampa en el Maratón de Nueva York y su carrera deportiva acabó. En 1982 fue condenada a 5 años de libertad condicional, por malversación de fondos en una empresa inmobiliaria en la que trabajaba.