A diario salen por nuestra boca multitud de palabras, pero es en los momentos difíciles donde se demuestra el valor de las personas que las pronuncian. Tal es el caso del Capitán Robert Campbell, que lideraba el 1st Bn East Surrey Regiment del ejército británico durante la Gran Guerra, cuando fue herido y capturado por tropas alemanas en Francia en julio de 1914…

Transcurridos dos años en un campo de prisioneros en Alemania, recibió malas noticias de su familia: su madre estaba enferma y los médicos le daban poco tiempo de vida, entonces el prisionero de guerra Robert Campbell escribió al jefe del Estado alemán, el Káiser Wilhelm II (último emperador de Alemania), solicitándole permiso para poder ir a visitar a su madre por última vez. La respuesta del Káiser no se hizo esperar concediéndole un permiso de dos semanas (incluyendo cuatro días de viaje) con la condición de que volviera al campo de prisioneros transcurrido dicho plazo de tiempo.

Con esta premisa Robert Campbell emprendió su viaje y tras visitar a su madre (que moriría tres meses más tarde) en Gravesend, Kent, cumplió su palabra y volvió al campo de prisioneros, donde permaneció hasta el final de la guerra en noviembre de 1918.

Después de su liberación regresó a Inglaterra donde sirvió al ejército hasta su retirada en 1925, años más tarde en 1939 se reincorporó al ejército para participar en la Segunda Guerra Mundial.
Finalmente murió en 1966 a la edad de 81 años habiendo sobrevivido a las dos guerras más grandes de nuestra historia. Los documentos hallados en los Archivos Nacionales británicos que demuestran la veracidad de este increíble suceso fueron descubiertos por el historiador Richard van Emden.

Cabe destacar como curiosidad que el alto mando británico, suponemos que conmovido por el admirable comportamiento de su capitán, no se opuso al regreso de éste al cautiverio.

¿Qué hubieses hecho tú? ¿Te habrías quedado en libertad o habrías cumplido tu palabra? ¿Crees que la honestidad esta pasada de moda? Déjanos un comentario.