Cuando una persona siente que alguien o algo lo presiona o incordia, para liberarse de tal situación, se suele usar esta expresión coloquial, ¡Que te den morcilla!
Puede parecer inocente, pero que en su origen no lo era. En el siglo XIX, en la grandes ciudades españolas, como Madrid, las calles solían estar atestadas de perros callejeros. Se pensaba que estos animales eran responsables de propagar enfermedades infecciosas como la peste o la rabia. Por eso para erradicarlos, se les daba morcillas envenadas de estricnina que hacían que el canino sufriera dificultad respiratoria, vómitos, convulsiones y finalmente le provocaba la muerte. A finales del siglo XIX este método fue sustituido por la creación de perreras para quitarlos de las calles.
Asi pues si vuelves a oir el ¡Que te den morcilla! piensa que en realidad te están deseando la muerte.