El mar está salado, y el principal culpable, no es otro que el cloruro de sodio, NaCl, aunque todos lo conocemos más tipicamente como sal común. Veamos por qué está ahí.
Durante la formación de los continentes en nuestro planeta, numerosos volcanes emitieron grandes cantidades de roca fundida mezclada con otros elementos como sulfato, magnesio, calcio o potasio, y por supuesto cloro y sodio. Todo esto quedó almacenado en tierra firme, y las lluvias y los ríos los fueron arrastrando al mar. Este proceso siempre ha ocurrido y sigue ocurriendo. Sin embargo, desde hace miles de millones de años, la salinidad no aumenta. Esto es debido a que se ha establecido un equilibrio entre la cantidad de sal que se añade al mar y la que se sedimenta en costas o fondos marinos.
Además, la salinidad varía según el lugar. De los mares abiertos, el mar Báltico es el que menos salinidad tiene, y el que más, es el mar Rojo. Pero el ganador, sin duda, del premio «el más salado» es para el mar Muerto, que hay que decir que es un lago.