En la década de los 80, Ozzy Osbourne, músico, compositor, y ex-vocalista de Black Sabbath, fue protagonista de ciertos incidentes con animales alados que contribuyeron a aumentar su fama de maniático y loco.
En una presentación ante ejecutivos de la BBC, su mujer le propuso llevar palomas para soltarlas como símbolo de paz. Pero Ozzy estaba borracho y atrapó una, puso su cabeza en la boca y se la arrancó de un mordisco. Por supuesto todos los presentes se quedaron atónitos y criticaron sobradamente el hecho. Pero ahí no quedó la cosa.
Algo más tarde, durante un concierto, quiso repetir el suceso, aunque esta vez con murciélagos de plástico. Por desgracia, un desconocido había introducido en la caja un murciélago vivo, que intentó defenderse y mordió a Ozzy en la cara. Por lo que hubo que suspender el acto y trasladar al cantante a urgencias.
Para rematar la historia, el grupo Iron Maiden ridiculizó la anécdota con unas imágenes en las que Eddy (mascota del grupo) arrancaba la cabeza de Ozzy Osbourne, así que Ozzy los demandó.