Charles Darwin, fue un naturalista británico que afirmó que todos los seres vivos habían evolucionado de un antepasado común, gracias a una selección natural que elegía a los más fuertes de una especie. Pero además de ser el padre de la teoría de la evolución, Darwin, da su nombre también a unos curiosos premios, los Premios Darwin.
Estos son unos galardones de humor satírico que premian de manera simbólica, a aquellas personas que fallecieron de una manera absurda, para de alguna manera demostrar que «la humanidad mejora genéticamente cuando ciertas personas sufren accidentes, muertes o esterilizaciones por un error absurdo o un descuido», según proclaman los organizadores del evento desde su página web.
Los Premios Darwin se entregan anualmente de forma póstuma u honorífica (para aquellos que sobreviven pero quedan estériles, y así no pueden propagar su estupidez) y quedan excluidos de recibirlos aquellos bulos o leyendas urbanas de muertes ridículas que no puedan demostrarse. Para recibir el galardón se debe cumplir los siguientes requisitos: el ya nombrado de que la muerte debe ser real y demostrable, la persona que fallece no ha podido ser diagnosticada con alguna enfermedad mental, debe matarse a sí mismo, y la falta de sensatez al fallecer debe ser notable. Ejemplo de un ganador de Premio Darwin es el otorgado en 2001 a un malabarista de granadas de mano.