En la edad antigua escandinava, existían unos guerreros vikingos legendarios, llamados Berserker  o Ulfhednar, los cuales podían entrar en estado de trance, antes de combatir en una batalla. En los ejércitos vikingos, habían al menos 12 de estos soldados, y eran inmunes al cansancio. Eran seguidores de Odín y adoradores de osos y lobos (ya que vestían estas pieles animales), y algunos formaban parte de la guardia personal de los reyes vikingos.

Cuentan las crónicas, que cuando entraban en ese estado alterado o berserkergang , los Berserker aullaban como bestias y les salía espuma por la boca; muy enfurecidos, arremetían de manera suicida contra todo (aliados y enemigos por igual) sin protección de cascos o escudos, y sin miedo alguno de resultar heridos en combate, pues al parecer ignoraban el dolor.

Se desconoce qué era exactamente lo que les provocaba este trance, y lo que les hacía indiferentes al dolor. Aunque podían ser hongos alucinógenos que solían comer, como la Amanita muscaria, o por la ingesta de cerveza contaminada, con dosis alta de ácido lisérgico o de otros componentes tóxicos.