En la década de los 70, en plena carrera espacial, donde Estados Unidos y la Unión Soviética competían por ser los primeros en explorar el espacio con satélites y seres humanos, la nave espacial rusa Soyuz 11 volvía a la Tierra después de estar 24 días en el espacio. Pero cuando aterrizó con sus tres tripulantes, al abrir las compuertas, se encontraron a los cosmonautas muertos y con una extraña sonrisa en sus caras.
La causa del accidente fue debido a un escape de aire en el interior de la cápsula, lo que les provocó la muerte por asfixia, además de que no disponían de trajes espaciales por decisión de las autoridades. Se desconoce aún la razón de porqué aparecieron sonrientes, aunque hay una teoría que parece ser la más aceptada: después del escape de aire en el interior, el dióxido de carbono se presenta en exceso en el organismo, y tras la asfixia provoca una mueca parecida a una sonrisa.
Curiosamente, los fallecidos habían sido los cosmonautas reservas en esta misión de la Soyuz 11, ya que la tripulación previamente asignada había sido rechazada, al detectarse en uno de ellos una mancha en el pulmón, y por aquel entonces las leyes aeroespaciales soviéticas dictaban que ningún piloto de la tripulación, con algún indicio de enfermedad, podía volar. Una decisión que fue fatal para los astronautas reserva.