El calendario Juliano, llamado así porque se instauró bajo el reinado de Julio César (46 aC), funcionó bien durante mucho tiempo, con su sistema de años bisiestos: un día más para febrero cada 4 años.
Pero esto no es totalmente preciso. Cuando se descubrió que un año no era exactamente 365 días y un cuarto, si no un ‘pelín‘ menos, era demasiado tarde. Y aunque era muy poco, el error se había ido acumulando hasta llegar a ser de 10 días. Había que decidir cómo recuperar ese tiempo para que los inicios de las estaciones volviesen a estar en su sitio. El nuevo calendario sería el calendario Gregoriano por ser su promotor el Papa Gregorio XIII.
No en todos sitios se hizo a la vez y en España, por ejemplo se hizo en 1582. Después del jueves 4 de octubre vino el viernes 15 de octubre. Con lo que se perdieron 10 días de la historia.