En 1917, cuando las niñas Elsie Wright y Frances Griffiths, apenas tenían 16 y 10 años, se hicieron famosas por dos fotografías (primera, segunda) que ellas mismas hicieron, en las que aparecían en el bosque junto a unas hadas. Las fotos fueron examinadas por todo tipo de expertos, como fotógrafos, científicos, ocultistas… Pero quien más sorprendió que se interesarse por el caso, fue el autor de la serie Sherlock Holmes, Sir Arthur Conan Doyle.

Muchos de los que analizaban las imágenes, las aceptaban como hadas de verdad, o al menos, reconocían que no habían sido manipuladas durante el revelado. Para asegurarse de esto último, se les entregó a las niñas una cámara y unas placas fotográficas secretamente marcadas, y se les pidió que volvieran al bosque. Se consiguieron tres fotos más (tercera, cuarta, quinta) y se despejó cualquier duda, sobre una manipulación fraudulenta.

Poco a poco se fue perdiendo interés en la historia, hasta que varias décadas después, en una entrevista se les volvió a preguntar a Elsie y Frances si todo había sido un engaño. Reconocieron que las hadas estaban hechas con recortes de papel, en todas las fotos excepto en una que sí era verdadera, y que en cualquier caso, sí habían visto a las hadas.