Las bandas de invasión en la Segunda Guerra Mundial

La batalla de Normandía, cuyo nombre en clave fue operación Overlord, fue un punto de inflexión en el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial. Durante los preparativos, que se iniciaron en Gran Bretaña, se estudió hasta el más mínimo detalle que ayudase a inclinar la balanza en favor de las fuerzas aliadas. Entre ellos, minimizar las pérdidas de unidades por fuego amigo.

El desembarco y posterior despliegue de tropas en el norte de Francia implicaba una movilización sin precedentes de vehículos y hombres, todos ellos con un gran valor táctico. Se pensó que el sistema utilizado para diferenciar aviones amigos o enemigos, podría saturarse cuando miles de naves estuviesen en la misma zona emitiendo sus señales. Para evitar las pérdidas debidas a la confusión entre aviones propios o enemigos, se inventó una marca visual llamada bandas de invasión, y que servía para identificar a los aviones aliados.

Estas marcas consistían en tres bandas blancas, separadas por dos negras, que debían pintarse en la cola y las alas de los aparatos. La mayor parte de estas marcas fueron pintadas en el último momento y corriendo, ya que debido a problemas meteorológicos no estaba perfectamente claro cuando ocurriría el ataque.