La sirena de Fiji, es una criatura capturada y disecada en 1842 por el doctor J. Griffin, en uno de sus viajes por las remotas islas Fiji. La sirena era una mezcla, mitad mamífero y mitad pez, pero lejos de tener el aspecto de una bella mujer con una cola en vez de piernas, su imagen se correspondía más con la de un medio-simio medio-salmón, con una mueca horrible, bastante fea.
La aparición de este animal, su llegada a New York y algún que otro truco publicitario, sirvió para conseguir que toda la prensa se volcase en el tema y la sociedad estuviese ansiosa por verla. En este punto de máxima espectación, el doctor Griffin llegó a un acuerdo con el empresario P. T. Barnum, para que éste pudiese mostrar a la sirena en público, a cambio del precio de una entrada.
Pero en realidad, el doctor Griffin que decía pertenecer a la «British Lyceum of Natural History«, era en realidad Levi Lyman, uno de los colaboradores de Barnum, y dicha sociedad ni siquiera existía. La criatura, era en realidad el torso de un bebé de mono disecado y cosido a una cola de salmón. Y todo el plan, no fue más que uno de los engaños ideados por el astuto Barnum para sacar dinero.