El escritor danés Aksel Sandemose, publicó a mediados del siglo XX la novela autobiográfica, Un refugiado sobre sus límites, que trataba sobre la represión humana y cuya acción sucedía en la ciudad inventada de Jante. Fue todo un éxito en su tiempo, pero lo más interesante de esta obra era la aplicación de una ley ficticia: la ley de Jante, la cual dictaba que en una sociedad nadie era mejor que nadie, por lo que todos los individuos son iguales.
Esta ley se regía por diez principios básicos:
1-No eres más especial que cualquier otro.
2-No estás a diferente altura que cualquier otro.
3-No te creas más listo que nadie.
4-No eres mejor que nadie.
5-No sabes más que nadie.
6-No eres más importante que cualquier otro.
7-No eres el mejor en nada.
8-No te rías de los demás.
9-No pienses que alguien se va a preocupar por ti.
10-No puedes dar lecciones a los demás.
La ley de Jante, ley sobre la humildad que creó Sandemose en su libro, caló hondo en la cultura escandinava, de ahí que en países como Dinamarca, Noruega o Suecia, esté mal visto que alguien trate de destacar sobre los demás, por considerarse superior al resto. Así, no es raro ver como un presidente del gobierno noruego va en metro a su trabajo.