El gran Julio César fue asesinado el 15 de Marzo del año 44 a. C. en una de salas del senado, a la que fue llevado por sus asesinos. Rodeado por éstos, han llegado hasta hoy las palabras que le dijo a su hijo Bruto: “Tú también Bruto, hijo mío”. Pero no hay seguridad de que dijera aquella frase, se barajan varias posibilidades.
Algunos autores clásicos establecieron que Julio César dijo “¡Tú también, Bruto, hijo mío!”, expresándose en latín. Suetonio en su obra De Vita Caesarum, en su Libro I Divus Iulius, LXXXII) afirma que César pronunció en griego: “¿tú también, hijo mío?” La frase quedó inmortalizada por Shakespeare, en la Julio César, de esta manera: Et tu, Brute?, es decir, ¿tú también Bruto?, siendo ésta la que ha quedado en la memoria de todos. Sin embargo Plutarco, cuenta en su obra, que no dijo nada, solamente se cubrió la cabeza con la toga al ver a Bruto entre sus asesinos.
No sabemos qué ocurrió exactamente, pero la frase ha quedado como símbolo de la traición máxima, ya que Marco Junio Bruto -al que se le atribuye la frase Sic semper tyrannis– se especula que fuese hijo legítimo de César. Al menos, sí tuvo su protección y afecto por ser su madre amante del militar.