Siempre se ha relacionado esta expresión con el ajedrez pero parece que empezó a utilizarse en torno al backgammon, (conocido en España como Tablas Reales). En la Antigüedad solía jugar la clase alta con rivales de menor rango, como lacayos o sirvientes, y éstos procuraban dejarse perder pero no siempre podían ya que influía la suerte de los dados.
El juego consistía en encontrar una casa o casilla vacía donde entrar, ocurría que, cuando una de las fichas caía en una casilla ocupada por otra del adversario, ésta era expulsada y volvía al principio. Es por ello que muchos se enfadaban porque “les habían sacado de sus casillas”.
La misma idea está en la expresión sacar a alguien de quicio, ya que era el punto de apoyo sobre el que giraba la puerta o ventana y si se sacaban de ahí caían. En ambas está el mismo concepto, cuando algo nos saca de nuestra posición natural, nos produce desubicación y por tanto enfado.