Los marineros han existido siempre, así que es difícil saber cuándo comenzó a decirse esta expresión, al menos, sabemos que la utilizamos hoy porque ellos la dijeron primero. Para entrar como marinero del ejército o de un barco no era indispensable saber nadar, solamente querer serlo o tener un motivo para huir. No era extraño que hubiera muchos que no supieran nadar, por lo que cuando caían al agua por un golpe de mar u otra razón, sus compañeros se lanzaban a su melena, que tampoco era una obligación tenerla pero podía salvarles la vida.
En el 1809 José I Bonaparte, rey de España, proclamó una ley para fomentar la higiene y uniformidad entre los marineros de la Armada española y les exigió que debían raparse el pelo, algo que no sentó nada bien a los marineros que protestaron, hicieron motines e incluso redactaron escritos contra el monarca, ya que era su garantía para sobrevivir.
Hoy la utilizamos con un sentido más general, no sólo por salvar la vida, sin embargo en México se usa con el sentido de hacer algo a la fuerza y contra la voluntad.