Los proyectos SETI, existen para la búsqueda de vida extraterrestre, y se basan en la detección de señales de radio que provengan del espacio. Básicamente, consisten en «escuchar«, a todas horas y en todas direcciones, y si se detecta alguna señal sospechosa, significará que alguna civilización inteligente ha debido enviarla. Hasta ahora no hay ninguna prueba excepto la dudosa señal WOW, pero no se pierde la esperanza.
Uno de los principales pilares en los que se apoyan aquellos que confían en la existencia de los «hombrecillos verdes«, es la llamada ecuación de Drake, formulada en 1961 por Frank Drake, presidente del instituto SETI. Esta ecuación, trata de predecir, basándose en cifras experimentales y otras estimaciones supuestamente objetivas, el número de civilizaciones alienígenas inteligentes que deberían existir. Esta es su forma:
N = R* · fp · ne · fl · fi · fc · L
La ecuación contiene 7 factores, cuyo valor no se conoce con exactitud, pero pueden estimarse, como son: cuántas estrellas nuevas se forman al año, el porcentaje de estas estrellas que tienen planetas, porcentaje de esos planetas cuya órbita es adecuada para la vida… etc. Lo interesante, es que por muy pesimistas que sean las estimaciones el resultado siempre es el mismo: debe haber un montón de vida ahí afuera.