La ecolocalización o ecolocación es una técnica utilizada por algunos animales para orientarse, entre ellos los más famosos son el murciélago y el delfín. Consiste en emitir sonidos para que reboten en los posibles obstáculos y así obtener información del entorno, en función del tiempo y dirección en la que provenga el eco de dichos sonidos.
Lo más interesante es que el ser humano también es capaz de usar esta técnica y llegar a moverse con soltura sin utilizar la vista. Algunos ejemplos notables son Daniel Kish, un invidente experto en ecolocación, que se dedica a enseñar a otros sus técnicas, o el ya fallecido Ben Underwood, otro invidente que incluso era capaz de practicar deportes.
En el ser humano, el sonido más adecuado para utilizar la ecolocación, es el llamado click palatal, que consiste en poner la punta de la lengua en el velo del paladar, justo detrás de los dientes y producir un chasquido moviéndola rápidamente hacia atrás. Tras un par de semanas de práctica puede saberse si tienes un objeto delante o no, y entrenando lo suficiente incluso saber de qué objeto se trata.