
Si te has puesto alguna vez los zapatos a oscuras, y han resultado estar al revés, sabrás los incómodo que pueden llegar a ser. Pero esto no era un problema en la antigüedad, porque los zapatos izquierdos y los derechos eran totalmente idénticos.
Los primeros zapatos de los que se tiene constancia en la historia de la humanidad, eran poco más o menos que una bolsa para el pie, y tendríamos que viajar miles de años atrás en el tiempo para encontrarlos. Más tarde la técnica mejoró, pero el concepto seguía siendo el mismo, un conjunto de telas o cuero enrolladas para protegernos al andar.
Con los siglos se fue perfeccionando su fabricación, y se les añadió una suela dura, una cubierta de piel, cordones, tacones y muchos otros adornos, sacrificando la comodidad en beneficio de la moda. Pero esto los convirtió en artículos más rígidos y menos amoldables al pie, obligando a los fabricantes a darles una forma que se ajustase mejor a nuestra anatomía y que cada zapato tuviese una forma distinta. Así nacieron, en la Filadelfia del siglo XIX, los primeros ejemplares que diferenciaban entre derecho e izquierdo.
Lo que prometía ser una revolución en el mundo del calzado, resultó todo un fiasco. Al público no pareció gustarle nada el nuevo diseño. La gente despreciaba las ventajas relacionadas con la comodidad y salud, y los ridiculizaban diciendo que «eran zapatos torcidos«. El mercado tuvo que seguir insistiendo y armarse de paciencia.
Alrededor de 1850, la nueva forma de los zapatos comenzó a aceptarse y a utilizarse de manera cotidiana, aunque no totalmente definitiva. Por ejemplo, en la guerra civil estadounidense 1861-1865, las botas de los soldados seguían siendo idénticas para ambos pies.
Todas las modas acaban volviendo, ¿qué opinas de volver a los zapatos idénticos? Déjanos un comentario sobre este tema.