«No todo va a ser matar en la guerra«, es lo que debieron pensar en el laboratorio Wright de Ohio, cuando en 1994 elaboraron un informe sobre nuevas armas no-letales. Una de las propuestas consistía en la conocida como «bomba-gay«, que por medio de unos químicos lanzados sobre las tropas enemigas, aumentaría el deseo sexual de los soldados hasta el punto de inducir comportamientos homosexuales entre ellos. Este invento, recibió el premio ig-nobel de la paz en 2007, pero nunca se ha hecho ningún avance en este campo.
Aunque, un arma que pretende debilitar al enemigo haciéndolo gay, podría funcionar de manera totalmente opuesta, como demostró el Batallón Sagrado de Tebas. Este batallón era un cuerpo de élite del ejército Griego en el siglo IV a.C. formado por 150 parejas de amantes masculinos. Según el historiador Plutarco, la efectividad de este ejército residía en que estos amantes se arrojarían al peligro para demostrar su valor ante su amado.
El Batallón Sagrado de Tebas fue invencible durante mucho tiempo, e incluso dejó clara su superioridad ante los temibles espartanos (Batalla de Mantinea), aunque finalmente fue derrotado por el ejército de Filipo II de Macedonia y su hijo Alejandro Magno (batalla de Queronea), donde fueron acorralados y prefirieron morir, antes que huir.