A principios del siglo XXI, Mark Nuckols, estudiante y aficionado a la antropología, se le ocurrió, mientras comía un sandwich de tofu, decir que había creado un alimento hecho de soja al que llamo hufu. Lo original de la idea era que su sabor recordaría a la carne humana. Nuckols, promocionaba su producto ficticio como una alternativa saludable para caníbales que quieren dejar de serlo. En principio lo ideó sólo para antropólogos, para que pudieran experimentar el sabor de la carne humana, pero luego quiso extender el supuesto alimento a todo el mundo.
Nuckols creó una web: www.eathufu.com, donde se podía comprar el hufu. Su sorpresa fue enorme cuando empezó a recibir muchísimos pedidos, desde infinidad de países, especialmente de Japón. Pero viéndose desbordado y ante las denuncias de los clientes que pagaron y no habían recibido su pedido, y las protestas de los grupos en defensa de los derechos humanos, el empresario de la supuesta «comida humana», decidió cerrar su negocio. El creador alegó que el mundo había olvidado ya al hufu, y el sitio web era muy caro de mantener.
A pesar de ser una broma sin gracia, o un fraude muy claro, mucha gente creyó que el hufu era un alimento real y se convirtió, durante un tiempo, en todo un fenómeno mediático de Internet.