En el canal de Sicilia, en 1831, nació una isla que sería objeto de disputa de franceses, ingleses, sicilianos y españoles. Sucedió que en junio hubo un terremoto que se sintió desde Sicilia hasta Palermo -más de cien km.-, y continuó durante diez días. Pronto se dejó ver una columna de humo, peces muertos alrededor, hasta que a mediados de julio se veía un islote de ocho metros de altura, que crecía rápidamente.
Los ingleses, por su interés, la llamarían Graham, los sicialianos Ferdinandea y los franceses Julia. El conflicto diplomático llenó periódicos durante meses, incluso inspiró a Dumas y Verne. La isla llegó a tener cinco km. de circunferencia y sesenta metros de altura. Pero a finales de año la isla comenzó a desaparecer poco a poco hasta su desaparición.
En 1863 re-emergió por poco tiempo, antes de ser destruida por la erosión de las olas, aunque en las cartas de navegación se hacía constar su presencia. Pero desde el año 2000 el periodismo sensacionalista destapó el conflicto por la isla inexistente que estaba a punto de resurgir. En 2006 unos vulcanólogos descubrieron que Ferdinandea era solo una parte del volcán bautizado como Empédocles. No hay previstas erupciones, aunque algunas previsiones dicen que se verá en 2020, pero nunca se sabe cuándo Ferdinandea volverá a aparecer.