El truco del turco

El truco del turco

En el siglo XVIII un escritor e inventor húngaro, W. von Kempelen, construyó un autómata al que llamó El Turco. Su forma era una cabina de madera y sobre ella un maniquí sentado con túnica y turbante sentado delante de un tablero de ajedrez. Las puertas frontales abiertas mostraban un mecanismo de relojería. Podía resolver algunos problemas de ajedrez e incluso jugar contra humanos, a los que ganaba.

En 1770 lo mostró por vez primera en la corte austríaca para luego llevarlo de gira por Europa. Llegó a París donde jugó contra Benjamin Franklin al que derrotó. A la muerte de Kempelen, en 1804, acabó en manos de J. Maelzel que lo llevó de gira también. En 1809 jugó y derrotó a Napoleón. Después de Francia e Inglaterra agobiado por las deudas tuvo que viajar a Estados Unidos dónde fue un éxito no llegó a Sudamérica porque su dueño murió borracho.

Su último dueño, J. Mitchell, no supo sacarle todo el partido y lo donó al museo de Filadelfia que ardió en 1854. El hijo de Mitchell publicó en un libro los secretos del turco, entre otros decía que bajo el autómata se escondía un maestro de ajedrez que sabía las jugadas y movía en un tablero secundario imantado con el superior. Por esa cabina pasaron al menos quince maestros.