En 1817, el escritor francés Henri Beyle, más conocido por su pseudónimo «Stendhal«, entró en la basílica de Santa Cruz de Florencia y abrumado por toda la belleza que le rodeaba, comenzó a sentirse sobrecogido e indispuesto. Así lo describió en su libro «Nápoles y Florencia: Un viaje de Milán a Reggio«:
<<Había llegado a ese punto de emoción en el que se encuentran las sensaciones celestes dadas por las Bellas Artes y los sentimientos apasionados. Saliendo de Santa Croce, me latía el corazón, la vida estaba agotada en mí, andaba con miedo a caerme>>.
Este hecho no llamó la atención de la comunidad médica hasta 1979, cuando la psicóloga Graziella Magherini, llegó a documentar más de 100 casos similares relacionados con obras de arte en Florencia, y especialmente con la Galleria degli Uffizi. El fenómeno fue catalogado como síndrome y bautizado con el nombre de quien dió su primera descripción.
Así pues, el síndrome de Stendhal (también síndrome de Florencia), es una enfermedad psicosomática que se manifiesta con vértigo, confusión, temblores, aceleración del ritmo cardíaco e incluso desmayos, cuando el paciente es expuesto a obras de arte. Esta reacción ante la extrema belleza, ha llegado a convertire en un referente del románticismo.