Thomas J. Beale abandonó una mañana el hotel Washington de Lynchburg en Virginia (USA) donde se había hospedado durante dos meses. Pero antes dejó a Robert Morriss, el dueño del hotel, una misteriosa caja con la instrucción de no abrirla hasta llegado el momento. Meses más tarde el dueño recibió una carta de Beale en la que le confesaba que la caja contenía papeles muy importantes y que una vez pasado 10 años y si no recibía más noticias suyas le daba permiso para abrirla. Corría el año 1820.
Y pasaron muchos años sin saberse nada más de Thomas Beale por lo que Morriss la abrió. Allí había varios papeles: una nota y tres hojas llenas de números. La nota explicaba su secreto: unos amigos y él habían encontrado supuestamente grandes cantidades de oro y plata y la habían guardado en un lugar seguro y secreto, ahora Morriss debía ir a ese lugar y quedarse con su parte y repartirla con el resto de amigos. Las otras hojas llenas de números eran documentos cifrados, los cuales representaban el lugar donde debía estar el tesoro de Beale. Morriss se pasó el resto de su vida intentando descifrar el criptograma de Beale. Finalmente se dio por vencido y decidió publicar su secreto.
Han pasado casi 200 años y aún no se ha descifrado el misterio. Sólo se sabe que el supuesto tesoro, que está cifrado, siempre según el propio Beale, en cerca de 30 millones de euros (1326 kilogramos de oro y 2315 kilogramos de plata) y que se encuentra en algún lugar del condado de Bedford, a unas cuatro millas de Buford´s en Virginia.