Ser más feo que picio, es una expresión popular que usamos cuando se pretende resaltar la fealdad de alguien. El origen no está muy claro, y parece ser más un relato folclórico de la tradición, que un personaje real, por lo que es difícil saber de donde proviene. De cualquier manera se acepta la historia de Francisco Picio, como la que provocó dicha frase popular. Incluso hay personas que dicen que realmente existió.
Francisco Picio era un zapatero de un pueblo de Granada, Alhendín, que a principios del siglo XIX, y durante la invasión francesa, fue condenado a morir por un delito que no había cometido. Cuenta la historia que estando en la cárcel, mientras rezaba, recibió la noticia de su indulto. Aquello le sorprendió tanto que el pelo se le empezó a caer, también las pestañas y las cejas, en la cara le salieron horribles granos, y en su cabeza le brotaron enormes bultos que lo deformaron completamente.
Ante aquella fealdad surgida de repente, Picio, recibía burlas por parte de los habitantes del pueblo, por lo que decidió ocultar su cara, la cual tapaba con un pañuelo. Huyó a otros pueblos cercanos donde también fue sometido a las bromas crueles por su aspecto físico, ya que se le prohibió ocultar su cara cuando entraba en la iglesia. Murió en Granada, a los 60 años de edad, aislándose de todos.
La expresión popular, suele incluso ser acompañada por una exageración: «Fíjate si era feo que el cura le tuvo que dar la extremaunción con una caña».
En el País Vasco, existe la figura carnavalesca de «Pitxu», que tiene cierta relación en cuanto a la fealdad del rostro, con el «Picio» granadino. Además en la mitología chilena, la «Fiura» es una diabólica criatura de extrema fealdad, cuyo término también se utiliza para referirse a alguien muy feo.
¿Y tú, eres más feo que Picio? ¿Conoces el origen de otras expresiones? Dinos tu opinión.