
La palabra Halloween se remonta a la Irlanda del siglo XVI y proviene de la expresión inglesa «All Hallows’ Eve» que significa «víspera del día de todos los santos«. El día de todos los santos es el 1 de noviembre y Halloween, por lo tanto, se celebra la noche del 31 de octubre.
Pero el verdadero, y mucho más antiguo origen de esta festividad, es el fin de año celta, llamado Samhain, que está relacionado con el fin del verano y el principio de las noches más largas. La llegada de este momento, se consideraba como el punto en el que la separación entre este y el otro mundo era más estrecha, permitiendo la entrada de espíritus, tanto buenos como malvados. Se festejaba para atraer las almas de los familiares difuntos con velas, y alejar a los demás con disfraces y máscaras, tradición que aun se mantiene.
Cuando los romanos ocuparon los pueblos celtas, permitieron que se siguiese realizando el Samhain, pero lo fusionaron con su «fiesta de la cosecha» que se celebraba por la misma época. Esto hizo que se uniesen sus simbolismos, por ejemplo, comer manzanas y otras frutas. Más tarde, en el siglo XVII, la iglesia quiso quitarle los rasgos paganos y convertirla en una fiesta cristiana, así que trasladó el día de los difuntos, del 13 de mayo al 1 de Noviembre, para que la celebración se dedicase a la víspera del día de todos los santos.
En 1840, la fiesta llegó a Estados Unidos de mano de los inmigrantes irlandeses que difundieron la costumbre de disfrazarse para expulsar a los espíritus malos, fabricar lámparas (jack-‘o-lantern) para atraer a los buenos, y de pedir caramelos que antiguamente era fruta. En 1921, se celebró el primer desfile de la noche de Halloween en Minnesota, que sirvió para instaurar esta fiesta como una de las más importantes del calendario estadounidense.
¿Cómo celebras la noche de Halloween? ¿De qué te disfrazarás? Cuéntanos algo.