Seguro que alguna vez has escuchado a alguien decir que las personas con ojos claros son más propensas a tener enfermedades oculares. Pues bien, esta creencia popular, no es cierta, nada tiene que ver el color de los ojos con la enfermedad. Las personas con ojos claros no son más propensas a la conjuntivitis, ni tienen mayor tendencia a llevar gafas, ni sufren más desprendimientos de retina, ni ninguna enfermedad ocular común que no puedan tener también los ojos oscuros.
El motivo se encuentra en el interior del ojo, ya que la luz entra por la pupila, que es la encargada de regular el paso de luz, en mayor o menor medida según la que haya en el ambiente y lo hace independientemente del color de iris. La razón última está en la retina situada en la parte posterior del ojo y en concreto en el epitelio pigmentario. Éste nutre a las células -llamadas fotorreceptores– que captan la luz y la transforman en impulsos nerviosos. Éstas pueden absorber demasiada luz como para causar molestia al individuo, no importando el color de ojos que tenga. Aunque sí es cierto que este “exceso de absorción” de luz se suele dar con más frecuencia en personas de ojos claros, ya que estos tonos se producen por una acumulación menor de melanina -pigmento- en el iris y la luz rebota menos que en los oscuros cuya pigmentación es mayor.
Luego, sí es cierto que las personas con ojos claros pueden tener mayor sensibilidad a la luz intensa, denominada fotofobia, siendo frecuente en personas con albinismo, pero también puede deberse a enfermedades relacionadas con el ojo o el sistema nervioso. Los ojos claros también reciben mejor los efectos de las gotas dilatadoras del iris ya que tienen menos pigmentación y tejidos menos gruesos que los oscuros facilitando la entrada del líquido.
¿Conocías esta creencia? ¿Qué otros mitos conoces sobre los ojos?