Falaris fue un tirano que gobernó en la isla de Sicilia alrededor del siglo VI antes de Cristo. Comenzó haciendose cargo de la ciudad de Agrigento, a la que trajo cierta prosperidad, pero poco a poco, acabó haciendose con toda la isla. Mucho se ha escrito sobre la crueldad y las atrocidades de las que Falaris era capaz, entre ellas se dice que comía bebes humanos solo por el placer de hacerlo.
En cierta ocasión, le pidió al herrero Perilo de Atenas, que crease un artefacto para torturar y matar a los prisioneros. Tiempo después, éste le presentó un toro de bronce hueco, cuyo funcionamiento consistía en colocar un fuego bajo su panza, e introducir a un hombre vivo en su interior. Perilo había diseñado el toro de tal forma que los gritos del condenado y el vapor generado al ser asado vivo, salían por la boca y hocico, dando la sensación de que el animal bramaba. Se cuenta que el primero en probar tal atrocidad fue el propio Perilo, introducido dentro por orden del cruel tirano.
En 554 a.C. Falaris fue depuesto por una rebelión y ejecutado en su toro.