El escritor Virgilio pasó a la historia de la literatura, por escribir La Eneida y por ser el ficticio protagonista de la Divina Comedia de Dante. Hombre muy respetado por la sociedad de entonces, tenía amigos muy poderosos e influyentes. Pero también se decía de él que era muy excéntrico.
Virgilio estaba preparando un funeral por todo lo alto a una mosca, a la que según parece, el escritor la consideraba su mascota, y se cree que en el entierro se habría gastado unos 800.000 sestercios (aproximadamente unos 120.000 euros). Además pidió a otros escritores que recitaran poemas de elogio a la mosca, contrató a una orquesta y plañideras para llorar durante el cortejo fúnebre, y mandó construir un mausoleo para que fuera siempre recordada.
Pero la razón de tan excéntrico entierro, tenía un fin muy distinto al que se creía. El gobierno iba a decretar una ley con la que se podrían expropiar las tierras a sus propietarios, y ser entregadas a los soldados romanos retirados, algo que afectaba a Virgilio, pues era poseedor de muchas tierras. Pero existía una excepción a esta ley, y era que no podrían ser expropiadas aquella tierras que tuvieran tumbas. Por lo que Virgilio consiguió mantener sus posesiones.