Se dice que en la tumba en la que descansan los restos de Groucho Marx, hay una lápida en cuyo epitafio puede leerse: «perdonen, señores, que no me levante». Este sería un ejemplo más del sentido del humor de este genial actor, si no fuese porque no es cierto.
Julius Henry «Groucho» Marx, nació en Nueva York en 1890, siendo el tercero de 5 hermanos, que por orden de edad eran: Chico, Harpo, Groucho, Gummo y Zeppo. Los tres más mayores se dedicaron al espectáculo llegando a ser muy conocidos y grabando más de una docena de películas, mientras que los dos más pequeños no mostraron mucho interés (aunque Zeppo sí apareció en algunas).
Groucho nos dejó en Agosto de 1977 a causa de una neumonía. Tras su fallecimiento fue incinerado, y sus cenizas se depositaron en el Eden Memorial Park Cementery de los Angeles con una sencilla placa, en la que solo aparece su nombre, las fechas de nacimiento y defunción, y una estrella de David (símbolo judío). Así pues, no hay tumba, ni lápida, ni frase, aunque se rumorea que es posible que él diese instrucciones para que se escribiese esa frase, pero su familia prefirió no hacerlo.