El que era el cuento más breve de la historia de la literatura, el cuento de Augusto Monterroso, El dinosaurio, dice: «Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí». Parte de la crítica lo elogia e intenta explicar el enigma como un juego de ambigüedad del escritor, pues no se sabe si despertó el dinosaurio o alguien que había soñado con el dinosaurio. Pero existen infinidad de interpretaciones. Otros piensan que ni siquiera es un cuento y es una broma de Monterroso, al que le gustaba usar juegos de palabras, palíndromos, retruécanos y humor en sus escritos.
Pero en 2005 dejó de ser el cuento más corto. El mexicano Luis Felipe Lomelí escribió El emigrante y dice: «¿Olvida usted algo? -¡Ojalá!»
¿Tomaduras de pelo u obras geniales?