El profesor de ingeniería acústica Trevor Cox, de la Universidad de Salford (Reino Unido), decidió un buen día comprobar el mito sobre los graznidos de los patos. Según se dice, el cuack de los patos no produce eco y el profesor Cox, alarmado por la propagación del mito, se puso manos a la obra. Cogió una pata llamada Daysi, se la llevó a la sala experimental de su universidad y esperó a que graznara. El resultado fue que sí produce eco.
Por otro lado, este resultado también fue obtenido en la famosa serie cazadores de mitos, donde además pusieron de manifiesto que no es fácil hacer que grazne (o parpe que también se llama) un pato cuando uno quiere.