Hacerse crujir los nudillos puede ser el preludio de una actividad que requiere maestría, usarse para intimidar, o hacerse sólo por gusto, ¿por qué no?. Realmente este sonido no es una muestra de que estés poniendo a punto tus articulaciones, no aporta ningún beneficio, ¿pero perjudica?
Investiguemos el origen. En las articulaciones, se encuentra una pequeña cantidad de líquido, llamado sinovial, que actúa como lubricante entre los huesos. Este líquido tiene diluido en él cierta cantidad de gas, para hacernos una idea, es como una lata de refresco recien agitada. Cuando estiramos las articulaciones, los huesos se separan entre ellos produciendo un efecto similar a abrir dicha lata, y el resultado es la formación de burbujas. Las burbujas explotan justo después de formarse y producen el característico crujido. Después habrá que esperar a que el gas de estas burbujas vuelva a disolverse en el líquido sinovial, proceso que puede tardar entre 20 y 30 minutos.
¿Y es malo? En 1998, Donald L. Unger, publicó el resultado de un estudio de 60 años de duración, en el que había estado crujiéndose los nudillos de una mano solamente, para poder comparar el grado de deterioro entre ambas. El resultado fue que las dos manos estaban igual, y Unger recibió el premio IgNobel de medicina, por su artículo.