Pedro I de Rusia, fue uno de sus más importantes gobernantes, que destacó por llevar al país a ser una de las principales potencias europeas del siglo XVIII, pero también tuvo una faceta «fiestera«.
Durante su juventud, Pedro, empezó a relacionarse con un grupo llamado «The Jolly Company» (la compañía alegre). Se trataba de un grupo bastante grande, de entre 80 y 200 personas, que se reunían para divertirse y por lo general, emborracharse. A veces se presentaban por sorpresa en la mansión de algún noble, y le pedían comida y techo para pasar la noche, aunque la mayoría de las veces se reunían en el salón de uno de ellos, Franz Lefort, que corría con la mayoría de los gastos.
En vista de que la compañía crecía, y Lefort se iba quedando sin dinero ni espacio donde meter a todo el mundo, Pedro se hizo cargo. Mandó construir una sala de reuniones mucho más grande, y fundó lo que llamó el «All-Joking, All-Drunken Synod of Fools and Jesters» (Sínodo de tontos y bufones, siempre borrachos y bromistas), un club financiado por el emperador y orientado sólo a beber, burlarse de todo y celebrar fiestas. El propio nombre Sínodo (reunión de eclesiásticos), ya era una crítica hacia la iglesia, que no mostraba mucha simpatía por estos juerguistas.