En 1964 empezó a emitirse en la cadena NBC una serie llamada Flipper, que contaba las aventuras de un delfín nariz de botella y sus amigos humanos. En la realidad Flipper era interpretado por varios delfines, todos ellos hembra, cazados y amaestrados por Ric O’Barry. Se utilizaban hembras, porque al ser menos agresivas, suelen tener menos arañazos o cicatrices en su piel.
Un día, Cathy, uno de los delfines que encarnaban a Flipper, y que venía sufriendo una severa depresión, nadó hacia O’Barry, inhaló aire por su orificio nasal y no volvió a hacerlo nunca más. Hay que decir que los delfines no respiran de forma automática como podemos hacerlo los humanos, por lo que O’Barry entendió que Cathy se había suicidado entre sus brazos.
Este hecho transformó por completo al famoso entrenador de delfines que acabó convirtiendose en un apasionado activista por la defensa de los animales.