En el norte de África se encuentra el desierto de Teneré, una región que fue el hábitat de un árbol derrotado, no por las inclemencias de esta zona seca y árida, sino por un desafortunado accidente.
El árbol de Teneré era una acacia, la última superviviente de una colonia situada en mitad de la nada, y que había crecido cuando el desierto era menos seco y sus temperaturas no tan extremas. ¿Pero cómo pudo sobrevivir al clima desértico? No fue hasta la mitad del siglo XX, cuando un sargento destinado en Teneré, mandó excavar un pozo y descubrió cómo conseguía abastecerse: a 35 metros de profundidad se hallaba un acuífero,que era lo que suministraba agua al árbol.
Uno de los árboles más solitarios y aislados de la tierra, éste era el único que existía en un radio de más de 400 kilómetros… pero la acacia de Teneré ya no existe. En 1973, un camionero libio que estaba borracho chocó contra el árbol acabando con su vida. Lo que quedó de él fue trasladado a un museo en Níger, y en el lugar donde estaba, se halla un monumento conmemorativo.