Desde hace más de una década, la comunidad bióloga marina ha intentando sin éxito, encontrar una explicación de por qué una especie de medusa marina es inmortal.
Este animal se llama Turritopsis nutricula y se trata de un hidrozoo hidroideo originario de aguas tropicales, pero que se ha extendido por todos los mares y océanos del mundo. No mide más de medio centímetro y tiene un gran estómago de color rojo. Pero lo que la hace única del resto de especies de la Tierra, es que cuando llegan a su plenitud biológica, no mueren sino que rejuvenecen, pues repiten su ciclo vital infinitamente. Estudiadas en cautividad, el 100% de estas medusas se regeneraban a su estado primigenio de pólipo y volvían a repetir una y otra vez su proceso natural.
Aunque los científicos, como decimos, no han logrado descifrar qué hace a esta medusa inmortal, sí se atreven a decir que la transdiferenciación de sus células, esto es, una célula se diferencia de la célula madre y se convierte en otra, es la que hace posible que la Turritopis nutricula se reconstituya de manera ilimitada.