
En la noche final del año, salimos, compartimos, pero ¿por qué celebramos este acontecimiento? El tiempo transcurrido entre la siembra y la cosecha representaba un “año” o ciclo. Para todas las culturas los cambios de ciclo han llevado implícitos ritos que buscan atraer salud, amor y abundancia (cosechas o dinero), los tres pilares básicos de la felicidad del hombre.
El cambio de año o ciclo se producía generalmente en los equinoccios o en los solsticios, el traslado al calendario actual se produjo con el emperador Julio César. El Imperio romano consideraba el 25 de marzo, comienzo de la primavera, como el primer día del año. Sin embargo, altos funcionarios y emperadores alteraban a su antojo la longitud de meses y años para ampliar el tiempo de sus mandatos.
En el año 153 a. C., para poder planear las campañas del año con tiempo, debido a las Guerras Celtíberas que se estaban desarrollando en la península ibérica y los problemas que estaba causando la conquista, el senado romano declaró el 1 de enero primer día del año. Las modificaciones continuaron, en el año 46 a. C., Julio César para corregir el desfase del calendario anterior, prolongó el año hasta 445 días, es el llamado “Año de la Confusión”. El nuevo calendario creado por César fue llamado en su honor, calendario juliano.